jueves, 27 de mayo de 2010

"Nuestro" Teatro Nacional

El Teatro Nacional de Costa Rica es una obra de arte. En mi opinión la edificación es, en sí misma, una gema invaluable; un palacio donde podemos encontrar otras obras de arte magníficas.

Sin embargo, hace unos días tristemente confirmé, cuando solicité ser parte de una visita guiada con un guía que hiciera su presentación en inglés, que los costarricenses en esa condición somos discriminados en tanto se nos dice que la visita en inglés se hace solamente cuando lleguen extranjeros que la soliciten en ese idioma. Y esto se debe al hecho de que a ellos les cobran $7 por el recorrido, mientras que para nosotros los nacionales la visita es gratuita.

Aquí es donde yo me pregunto ¿ es "nuestro" el Teatro Nacional? Porque con el ejemplo que les cito pareciera que no lo es.
Al fin de cuentas, no tuve mayor problema con el recorrido (aunque tuve que ir dos veces a hacerlo) porque el guía que iba a hacer la visita, muy amablemente, me indicó que pese a que en ese momento iban a hacer presentaciones en español únicamente, porque venían varios grupos de estudiantes de la zona de Pavones, él iba a hacer algunos comentarios en inglés para que las dos estudiantes de inglés que nos encontrábamos ahí pudiésemos hacer una tarea que nos encomendaron.

No obstante, lo que me interesa resaltar con este comentario es el trato distinto que recibimos los nacionales ante los extranjeros, no solo en el Teatro Nacional, lo que me parece sumamente grave porque debería ser nuestra casa, en donde se nos reciba con las puertas abiertas, sino también en lugares paradisíacos que existen en Costa Rica que están al alcance únicamente del turismo internacional.

Creo que, ante este tipo de situaciones, es necesario que los Ticos nos apropiemos de lo que es nuestro; que por absolutamente ninguna razón, mucho menos por asuntos económicos, dejemos que nuestros preciados tesoros nos sean arrebatados de las manos.

jueves, 20 de mayo de 2010

¡Ahorremos energía eléctrica!

Hoy, en un programa de televisión que estaba viendo por pura casualidad, un profesor del INA hablaba acerca de algunas recomendaciones para ahorrar energía eléctrica y cuidar los electrodomésticos.
La verdad es que la entrevista me llamó la atención porque las recomendaciones del experto, aunque muy lógicas y, probablemente todos las hemos escuchado, creo que no las ponemos en práctica y por eso hoy me gustaría repasarlas.
Sin más preámbulo, el profesor mencionó la importancia de mantener desconectados aquellos electrodomésticos que no estén en uso.
Aunque creamos que apagados no gastan energía, resulta que hay muchos que continúan consumiéndola. Un ejemplo sería el microondas que se tiene conectado en la cocina todo el día con el fin de ver qué hora es.
Igualmente, un televisor que se encuentre apagado, mientras esté conectado al enchufe, se encuentra consumiendo energía. Lo correcto entonces es apagarlo y desconectarlo.
Otra cosa que enfatizó el experto fue la importancia de que, al usar la ducha, las personas se bañen con agua tibia (la idea es evitar el alto consumo de energía que implica el empleo de estos aparatos calentadores de agua).
Asimismo recomendó que, si una vivienda que tiene un tanque de agua caliente se va a dejar desocupada por varios días, se desconecte el tanque.
Además, destacó que es muy importante que se use la terminal que tiene el cable que conecta los aparatos eléctricos para hacer contacto con la tierra, por cuanto esto evita que, en caso de que caiga un rayo o exista una descarga eléctrica de otro tipo, el aparato se queme o que la persona que lo está manipulando se electrocute.
Estas son las medidas mínimas para ahorrar energía eléctrica, cuidar los electrodomésticos e incluso evitar ser víctima de un fatal accidente.
Así que, si de verdad queremos ayudar al medio ambiente, contribuyamos con estas medidas a ahorrar energía eléctrica (mucha de la cual se produce empleando derivados del petróleo); de esta manera, probablemente haremos un gran aporte para ayudar a nuestro quebrantado planeta.

jueves, 13 de mayo de 2010

¡Ojo con la letra menuda!

Ayer en la noche tuve una experiencia inolvidable y aleccionadora: me reuní con unos amigos para celebrar el cumpleaños de uno de ellos en un restaurante capitalino, cuyo nombre me reservo porque lo importante aquí es el cuidado que hay que tener con la letra menuda, más que saber de qué lugar se trata. El asunto es que tuvimos la intención de aprovechar que en el dichoso restaurante se aplica un descuento de casi la mitad del monto a pagar para los tarjetahabientes de una entidad bancaria, pero nuestra sorpresa fue que nunca se nos advirtió que el descuento era parcial y que no se aplicaba a bebidas o postres. Esto lo descubrió uno de mis amigos (luego de revisar la cuenta con asombro) escrito en un rótulo que había en la mesa con una letra de un tamaño minúsculo que apenas se podía leer.

El monto realmente fue exagerado en relación con lo que consumimos: una gaseosa costó tres veces más de lo normal y por tres porciones de postre se pagó el equivalente al costo de un postre completo en una pastelería fina; pero lo peor fue que la persona que sugirió que fuésemos a ese lugar, cuando se percató del atraco del que fuimos víctimas, se sintió sumamente avergonzada y ni se diga el cumpleañero a quien, por costumbre, el resto del grupo lo invitamos a cenar. Así que al final de la noche, pasamos de compartir un rato muy agradable a un momento realmente incómodo.

Ahora bien, mi interés al resaltar lo que pasó es que, generalmente, no nos preocupamos por leer la letra menuda y eso pasa no solo con este tipo de promociones, sino que también sucede cuando solicitamos un préstamo o cuando firmamos algún contrato (principalmente aquellos que tienen que ver con tarjetas de crédito).

Por dicha, en el caso que relato, más que el desencanto y el tener que pagar más de lo que nos imaginábamos, el asunto no pasó de ahí. Sin embargo, lo más importante es que muchas personas se embarcan por no leer la letra menuda y no se percatan del compromiso real que asumen. Esto es común cuando se comprometen a ser fiadores o a comprar en las famosas tiendas que ofrecen todo tipo de bienes en “cómodos pagos semanales”.

Así que: ¡ojo con la letra menuda! Tenemos que ponerle la atención debida pues, de lo contrario, podría costarnos prácticamente un ojo de la cara.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Algunas reflexiones sobre el estadio nacional y los políticos

Hace unos días, ojeando el periódico La Nación, me encontré con un artículo que mencionaba que no se sabe cómo se va a mantener el nuevo estadio que se está construyendo en el parque La Sabana.

Apenas terminé de revisar rápidamente dicho artículo pensé ¡qué problema con los políticos! Esto porque la única respuesta posible ante semejante barbaridad, creo yo, es que por cuestiones meramente políticas (o mejor dicho, por pura politiquería) quienes dirigen los destinos de este país aceptaron que los ticos tuviésemos un nuevo estadio nacional sin preocuparse acerca de dónde se sacarían los recursos para mantenerlo y, mucho menos, que se destruyera una parte importante del parque.

Así que, si de la víspera se saca el día resulta que, haciendo mención de un solo aspecto, fueron cortados muchos árboles sin sentido alguno, puesto que vamos a tener en su lugar un potentoso estadio que, a corto plazo, no se sabe si va a funcionar.

Sin embargo, como casi todo en Costa Rica, cuando algunos se opusieron a la construcción del estadio -por cuestiones ambientales y porque el parqueo que se construiría podría ocasionar, entre otras cosas, problemas de congestionamiento de tránsito- nadie dijo nada sobre los recursos para mantener la infraestructura del estadio.

Por eso reitero ¡qué problema con los políticos! Porque para nadie es un secreto que este tipo de cosas acontecen cuando se están negociando tratados de intercambio comercial o de otra índole con otros países. Pero lo peor es que la mayor parte del tiempo, bajo el pretexto de que nuestro país va a obtener grandes beneficios, no solo se talan árboles que difícilmente se van a reponer, sino que se compromete nuestra soberanía, solo que se hace de una forma muy sutil y a veces ni tanto.

Es por ello que cuando aparecen este tipo de artículos cabe preguntarse ¿cuál fue el costo verdadero de algo que en realidad no parece que vaya a beneficiar a los costarricenses, sino que habrá que ver de dónde se obtienen recursos para que no haya sido en vano lo que se hizo?

Lo importante es que hagamos conciencia y que no permitamos que la gran mayoría de los políticos de este país hagan lo que se les viene en gana, porque piensan que una vez que ganaron las elecciones, un puesto en la Asamblea Legislativa o en las alcaldías y concejos municipalidades, ya no le deben cuentas a nadie. Es fundamental entonces que como pueblo nos unamos y cuestionamos la forma en que actúan aquellos sobre quienes hemos depositado el poder. Ellos están a nuestro servicio y no el pueblo al servicio de ellos.